Fundada por decreto del jefe de Gobierno del Distrito Federal, entonces
Andrés Manuel López Obrador, en abril de 2001, la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México (UACM) está por cumplir su primera década de existencia.
Transita en la actualidad su primer proceso de cambio de rector y lo hace en
condiciones extremadamente complejas. Por un lado, ante un clima de
cuestionamiento de los resultados académicos alcanzados, vertiente que tiene su
origen en críticas de las fracciones de oposición en la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal (ALDF) pero que ha trascendido a la opinión pública. Por otro,
con lo que parece ser una erosión del apoyo, político y financiero, de las
autoridades de la Ciudad de México.
En el ámbito de la ALDF, instancia facultada para aprobar el presupuesto
anual de la Universidad, el problema se originó por la negativa del órgano
legislativo para aprobar el monto de 950 mdp solicitado por la UACM para el
ejercicio anual 2010, otorgando en su lugar 755 mdp. En respuesta a la
movilización y reclamo de la institución por los recursos negados, la Asamblea
determinó, como un punto de acuerdo del pleno, citar al actual rector, el
ingeniero Manuel Pérez Rocha, para que comparezca a una reunión de trabajo el 14
de abril en la cual se aclaren temas tales como la aplicación de recursos
aprobados en ejercicios anteriores, el escaso número de estudiantes titulados, y
se justifique convincentemente la ampliación presupuestal requerida.
El emplazamiento para rendir cuentas en persona ante la ALDF, comparecencia
que al escribir esta entrega no se ha verificado aún, culmina una serie de
debates en el órgano legislativo en los que se ha las fracciones PAN y PRI han
enfocado críticas sobre el desempeño académico y administrativo de la
institución, en particular el número de egresados y el de titulados y el
tabulador de sueldos. Los partidos de oposición también han criticado la falta
de transparencia en la información que difunde la UACM en estos aspectos y la
ausencia de auditorías formales que permitiesen valorar el desempeño financiero
de la institución.
La postura de los representantes del PRD en la ALDF ha oscilado entre avalar
en su momento el recorte presupuestal referido, apoyar el requerimiento de los
asambleistas del PAN y el PRI para requerir la rendición de cuentas del rector
ante el órgano legislativo, y expresar algunas muestras de apoyo general al
proyecto de la UACM. Hay que decir que ni los legisladores del PRD y menos aún
las autoridades educativas del Distrito Federal han cerrado filas en respaldo a
las críticas vertidas por las fracciones de oposición.
La información trascendida a medios informativos ha buscado dar la impresión
de un proyecto fallido. Con buenas intenciones pero escasos resultados. Sobre
todo se destaca la cifra de estudiantes que han logrado titularse. Con nueve
años de vida y una matrícula de más de diez mil alumnos, el dato de apenas unas
decenas de titulados parece todo un escándalo. A ese indicador se suma el
consabido cuestionamiento de la ausencia de un proceso de selección académica
mediante examen de admisión de los aspirantes y se agrega el dato de algunos
académicos que ejercen funciones docentes sin contar con título de licenciatura.
Las primeras respuestas del rector Pérez Rocha lo han colocado en una postura
obligadamente defensiva. Explica la escasa eficiencia terminal por el alto nivel
de exigencia académica al que se someten los estudiantes para cumplir con el
trámite de certificación de conocimientos y avanzar en la trayectoria
curricular. La imagen que se busca proyectar desde la rectoría, es la de una
Universidad con altos controles académicos para garantizar que los egresados
cuentan con los conocimientos, las competencias y el perfil profesional
correspondiente a las carreras que se imparten. No ha sido transmitida, hasta el
momento, una actitud de identificación de problemas, de autocrítica, o de franco
reconocimiento de la necesidad de emprender transformaciones en este rubro.
Aún si acude a la ALDF como está previsto será difícil revertir el nivel de
cuestionamiento que ha permeado en la administración pública de la Ciudad, en el
órgano legislativo, pero sobre todo en los medios de comunicación. Tampoco está
a la vista una defensa contundente del proyecto de parte de otras universidades
públicas y, salvo contadas excepciones, la comunidad de académicos, científicos
e intelectuales del país, fuera del propio ámbito de la Universidad, sostiene
una postura más bien reservada.
Para acabar pronto, los están dejando solos… cuando más necesitan respaldos.
Mala noticia, porque esta condición no puede sino enturbiar el proceso de
renovación de autoridades que se avecina. Al momento, la terna de aspirantes a
la rectoría está integrada por tres reconocidos académicos de izquierda: la
doctora en biología María Esther Orozco, directora desde 2006 del Instituto de
Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, quien al seguramente cuenta con el
respaldo del Gobierno de la Ciudad; el doctor en Ciencia Política José Enrique
González Ruiz, identificado como un académico sólido y muy apreciado por su
compromiso con causas sociales. Por último, el doctor en filosofía Hugo Aboites
quien, por su trayectoria sindical y su respaldo a movimientos estudiantiles
probablemente concitará una parte significativa de la votación.
La elección de rector, de acuerdo a la normativa de la UACM, en particular el
reciente Estatuto Orgánico, procede mediante votación de las comunidades de
estudiantes y profesores. Aunque la situación que se vive recomendaría al
candidato más institucional, la comunidad de la Universidad tiene la palabra y
puede orientar la definición en un sentido diferente. Ya veremos.