Hace unos meses el entonces coordinador del PAN en el Senado, Gustavo Madero,
declaró ante los medios que así como las universidades solicitan recursos, están
obligadas a rendir cuentas, dar resultados y mejorar el nivel educativo. Agregó
Madero que, dado que la Universidad Nacional recibe aproximadamente la mitad de
los recursos que el país destina a la función de investigación científica (lo
que por cierto es inexacto), entonces “resulta necesario que la UNAM informe y
actualice sobre cómo usa ese presupuesto, que es cuantioso, y que detalle las
patentes, las investigaciones y los resultados” (El Universal, 2/06/2010, nota
de Ricardo Gómez y Elena Michel).
Narro replicó a Madero que la UNAM cumple con las obligaciones legales de
rendición de cuentas y que la información sobre investigaciones y resultados es
pública. Como tal, el episodio paró ahí. Dio lugar, sin embargo, a que varios
comentaristas insistieran en los puntos señalados por el legislador: rendición
de cuentas, evidencia de calidad, transparencia del gasto y capacidad para
obtener patentes.
¿Con qué dato responder a la interrogante sobre si las universidades generan
o no patentes? Sólo hay una fuente oficial que lo registra: el informe anual del
Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. En la reciente edición,
correspondiente a 2008, se incluye la siguiente información: “las principales
universidades que presentaron solicitudes de patente en nuestro país fueron: el
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores (ITESM), 31; la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), 17; la Universidad Autónoma de Nuevo León
(UANL), 12; Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), diez, y la Universidad de
Guanajuato (UG), nueve (IMPI, Informe 2008, página 12).
Uy, no lo hubieran dicho. Desde entonces, si el Tec produce más patentes que
la UNAM, es más eficiente, más moderno y más en línea con la economía del
conocimiento. Pero ocurre que un dato anual es una foto, no la película. Si se
toma en cuenta la serie multianual, el panorama es distinto. Si se añade el
número de patentes obtenidas, resulta que a la UNAM se le otorgaron 121 de 1991
a 2009 y al Tecnológico de Monterrey, tres. Vea los cuadros, saque sus
conclusiones.