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3 de octubre de 2013

Debates actuales sobre la educación superior

Entre el 25 y 27 de septiembre pasado, el Seminario de Educación Superior de la UNAM, en coordinación con el Grupo de Trabajo sobre Políticas Públicas en Educación Superior, también de la Universidad Nacional, celebró el Simposio la Universidad Pública a Futuro. El evento fue organizado en ocho mesas de trabajo que, en conjunto, buscaron abordar los temas más candentes de la actualidad y el porvenir de la educación universitaria del país. En esta entrega comentaremos las cinco primeras.

Con el título “Las políticas de educación superior y las relaciones Universidad-Estado”, la primera mesa contó con la participación de Hugo Casanova, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE); Wietse de Vries, de la BUAP; y Germán Álvarez, del Departamento de Investigaciones Educativas del CINVESTAV.
 
Con diferentes aproximaciones y distintos referentes conceptuales, los ponentes coincidieron en señalar que el ciclo de políticas de educación superior iniciado en los años noventa, centrado en la implantación de fórmulas de planeación estratégica, evaluación y estimulación de cambios mediantes la oferta de recursos económicos sujetos a reglas de competencia, ha agotado sus posibilidades de contribuir al horizonte de desarrollo de las instituciones universitarias. Remarcaron, asimismo, la urgencia de deliberar un nuevo conjunto de herramientas, centrado en las capacidades institucionales antes que en una dirección horizontal del sistema, para abrir nuevas oportunidades de avance académico que sean congruentes con los principios de la autonomía universitaria. También hubo coincidencia en resaltar el reto que, para el desarrollo teórico del campo de estudios sobre la organización universitaria, implican los cuestionamientos que hoy ocurren en torno a los enfoques que han inspirado la gestión del sistema y de las instituciones hasta el presente.
 
En la mesa “Lo político y la política en la Universidad”, debatieron el tema Carlos Pallán Figueroa, de la UAM; Imanol Ordorika, de la UNAM; y María Rodríguez de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Los ponentes propusieron, cada cual, perspectivas para entender e interpretar el entrelazamiento entre la acción las fuerzas y actores sociales que participan en el entorno del gobierno universitario, y las orientaciones que, en distintos tiempos y contextos institucionales, ha ido asumiendo el proyecto universitario como tal. En los tres casos se hizo notar el gran peso de lo político en la conducción universitaria, que se expresa en el planteamiento de alternativas para el desarrollo universitario, y que da lugar a una dimensión en que se confrontan, legitiman y se hacen prevalecer determinados proyectos. Esto es, que lo político ni es ajeno al desarrollo de las instituciones, como algunos han pretendido o pretenden, ni tampoco es un efecto perverso de las opciones de desenvolvimiento institucional. Es una dimensión del quehacer universitario, pero también un elemento cuya consideración es imprescindible, según los ponentes, para comprender la forma y el contenido de los cambios universitarios.
 
La tercera mesa, “La política de evaluación de la educación superior”, con la presencia de Susana García (IIMAS-UNAM), Rosaura Ruíz (Facultad de Ciencias-UNAM) y José Franco (Academia Mexicana de Ciencias) dio pie a una interesante discusión sobre los pros y contras de las prácticas de evaluación que ocurren en el espacio universitario. García señaló que, en términos generales, las políticas de evaluación de los últimos años han restado libertad a los académicos, autonomía a las universidades, y han limitado horizontes para el desarrollo de innovaciones. Ruíz y Franco hicieron notar, que sin ocultar los vicios y excesos de las fórmulas de evaluación que se han implantado, también importa reconocer que varias de ellas han servido como instrumentos de regulación del sistema, como es el caso del Programa Nacional de Posgrados de Calidad del CONACYT.
 
En la mesa sobre “Situación y perspectivas de los académicos en las universidades públicas” Jesús Galaz (UABC), Etty Estévez (UNISON) y Laura Padilla (UAA), brindaron un panorama, basado en datos de encuestas e investigaciones, que establece la heterogeneidad de condiciones que, en la actualidad, giran en torno a la figura de académico universitario. En algunas de éstas los procesos de maduración de los académicos están dejando sentir sus efectos, haciendo prioritario el esfuerzo de rejuvenecer las plantas, en otras, por el contrario, el reto continúa siendo fincar bases para consolidar el perfil del profesorado y los cuerpos de investigación. Ante tal heterogeneidad los académicos subrayaron la importancia de diversificar las respuestas y también de sostener líneas de investigación que mejoren el conocimiento que hoy tenemos sobre los encargados de generar y distribuir conocimiento en el entorno universitario.
 
La mesa sobre “Experiencias y miradas juveniles sobre la universidad” abordó el tema mediante presentaciones de Adrián de Garay (UAM); Herlinda Suárez (UNAM) y José Antonio Pérez Islas (UNAM). Sobre dos cosas hubo amplia coincidencia. Una: nuestro conocimiento y aproximación a las culturas juveniles es incipiente, incompleto y amerita profundizar su estudio. Dos: salvo excepción los programas de atención y bienestar estudiantil (becas, tutorías, oferta cultural y deportiva) han tenido efectos escasos y en varios sentidos cuestionables para mejorar la calidad de los procesos escolares y la experiencia de vida de los estudiantes. Urge buscar alternativas que tomen en cuenta el punto de vista de los actores, es decir de los jóvenes universitarios.
 
En la mesa “La política de producción del conocimiento y el papel de la Universidad”, Rollin Kent (BUAP), Mariana Versino (UBA) y Xavier Chiapa (UNAM), presentaron sus aproximaciones acerca de la función de investigación que se desarrolla en la universidades, que se mantiene como un factor predominante en los esquemas de desarrollo científico de los países en vías de desarrollo, y también del reto que representa el despliegue de otras fórmulas institucionales, distintas de las universitarias, que están participando en ese escenario. Una de las cuestiones críticas es si conviene mantener políticas y programas únicos ante la diversidad de respuestas de organización en el plano institucional.
 

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