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26 de octubre de 2006

Educación superior, las cifras del sexenio. Segunda parte

Según reporta la SEP, entre 2001 y 2005 se crearon 85 nuevas instituciones de educación superior (IES). De ellas, once universidades públicas estatales, cuatro interculturales, 24 tecnológicas y 18 politécnicas, así como 27 institutos tecnológicos estatales. Cierra la suma la creación de una nueva unidad de la Universidad Autónoma Metropolitana, la UAM Cuajimalpa. La inauguración de más de quince instituciones públicas por año no es un logro menor, aunque conviene revisar de qué IES se trata, en dónde fueron ubicadas, y cual es su impacto en términos de crecimiento y diversificación de la oferta pública.

Como política pública, las universidades inteculturales responden básicamente al objetivo de brindar condiciones de acceso a la educación superior a los jóvenes indígenas, históricamente excluidos de esa oportunidad. Las UI creadas en este periodo tienen como antecedente inmediato la Universidad Autónoma Indígena de México (UAIM), establecida en Sinaloa en los años noventa, originalmente con el nombre de Instituto de Antropología y bajo los auspicios de la Universidad de Occidente. En diciembre de 2001 la UAIM quedó formalmente establecida como institución pública de educación superior descentralizada del Estado.
 
A esa primera institución se sumarían, posteriormente, la UI del Estado de México (2004) en San Felipe del Progreso; la de Chiapas (2005) en San Cristóbal de las Casas, la de Puebla (2005) en Huejutla y la de Tabasco (2005) en Tlacotalpa. En 2006 inició sus actividades académicas la Universidad Intercultural Veracruzana, cuyo proyecto incluye la operación de cuatro sedes (Huasteca, Totonacapan, Montañas y Selvas) para dar atención a las distintas regiones étnicas del estado. Se espera redondear el proyecto, antes de concluir el año en curso, con las UI de la Tarahumara, de la Sierra Sur de Oaxaca y de Michoacán.
 
En su concepción y funcionamiento inicial, las universidades interculturales han topado con la nada fácil tarea de balancear los consabidos propósitos de equidad, calidad y pertinencia, con casi todos los factores en su contra. En primer lugar, la virtual inexistencia en México de una tradición académica intercultural, en la cual encontrar el apoyo de la experiencia. En segundo, el enorme reto pedagógico de atender a poblaciones estudiantiles que acceden por vez primera al nivel educativo. Al respecto, la falta de profesores e investigadores suficientemente preparados para nutrir los cuerpos académicos de las nuevas IES no es un problema menor, como tampoco lo es la necesidad de contar con acervos y otros recursos de infraestructura académica adecuados.
 
Ciertamente las UI son algo nuevo en el universo de la educación superior del país y sería sensato esperar un tiempo para observar sus posibilidades reales y sus perspectivas. Pero, también en razón de su carácter innovador, se trata de un proyecto que debe ser puntualmente apoyado y sistemáticamente evaluado, para evitar riesgos de distorsión y prematuro desgaste.
 
Fortalecimiento de la opción tecnológica
 
Con la adición de las 69 nuevas unidades de universidades tecnológicas (UT), politécnicas (UP) e institutos tecnológicos estatales (IT), la vertiente de educación superior tecnológica del país recibió un renovado impulso. El sistema de UT suma al día de hoy más de setenta unidades y atiende a más de 65 mil estudiantes. Las universidades tecnológicas, cuya primera unidad comenzó apenas en 2001, cuentan con 18 sedes en distintos puntos del territorio nacional. El sistema de institutos tecnológicos supera ya las doscientas unidades, con más de un centenar de IT federales y otro tanto de IT estatales o descentralizados.
 
Es interesante advertir que la lógica de distribución geográfica de las IES tecnológicas, al menos en el actual sexenio, responde más que a lineamientos de política de carácter federal, a las iniciativas y recursos de las entidades federativas. Por ejemplo, el Estado de Hidalgo ha conformado un auténtico sistema de educación superior tecnológica de carácter estatal. Cuenta la entidad, a la fecha, con tres IT descentralizados (Huichapan, Occidente del Estado de Hidalgo y Oriente del Estado de Hidalgo), tres UP (Tulancingo, Pachuca y Francisco Madero), y cinco UT (Tula-Tepeji, Tulancingo, Huasteca, Mezquital, y Sierra de Hidalgo). Paradójicamente, el estado de Nuevo León, con una definida vocación industrial, no tiene ninguna UP, ningún IT descentralizado, solamente dos IT federales (Linares y Nuevo León) y sólo dos UT (Mariano Escobedo y Santa Catarina).
 
Entidades como Jalisco y el Estado de México han profundizado, por su cuenta, procesos de diversificación y descentralización de la oferta de educación superior a través de las opciones tecnológicas. En la actualidad Jalisco cuenta con diez IT descentralizados, tres IT federales y dos UT, mientras que el Estado de México con dos IT federales, 14 IT descentralizados, cinco UT y una UP. En ambos casos, el crecimiento del sistema tecnológico se ha desarrollado en la última década y responde a prioridades y a políticas de naturaleza fundamentalmente estatal.
 
Nos queda pendiente examinar el crecimiento del sistema universitario público, en particular la creación de las nuevas unidades en este sexenio. Eso y un balance general lo dejamos para la próxima entrega.

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