Los procedimientos de admisión constituyen uno de los temas más relevantes
del debate universitario contemporáneo. Si bien hay consenso en que la selección
de aspirantes debe cumplir condiciones de objetividad y equidad, así como
reflejar fundamental o exclusivamente los méritos académicos de los
sustentantes, no es tan claro cuál es el medio óptimo para alcanzar tales
propósitos.
¿Una sola prueba con reactivos de opción múltiple?, ¿baterías de pruebas que
exploren diversas capacidades intelectuales y prácticas?, ¿combinar el resultado
de la trayectoria académica previa con un examen de colocación?, ¿exámenes
nacionales o regionales a la salida del bachillerato o para el ingreso a
licenciatura?, ¿procedimientos diferenciados decididos por las instituciones?
Es sabido, por ejemplo, que a pesar de la consolidación de los procedimientos
metodológicos y técnicos encaminados a mejorar el diseño y la aplicación de
pruebas objetivas, persisten correlaciones y sesgos entre ciertas variables
demográficas y sociales (edad, sexo, origen social, condición étnica, entre
otras) y los resultados que finalmente se obtienen. Por ello, el debate y la
búsqueda de alternativas en los procesos de admisión universitaria persisten y
están a la orden del día.
Recientemente el Banco Mundial, por medio de su Unidad de Educación, publicó
un documento que sintetiza el panorama internacional de esta temática. El texto,
elaborado por Robin Matross Helms, fue publicado dentro de la serie Education
Working Paper, número 15, julio de 2008, y está disponible en el portal
electrónico del organismo. Véase: University Admission Worldwide
La monografía ofrece una actualizada descripción de múltiples sistemas
nacionales de admisión universitaria y sistematiza la diversidad de procesos en
vigencia. La tipología de Matross distingue cinco categorías: exámenes de salida
del bachillerato; exámenes de ingreso al nivel universitario; pruebas
estandarizadas de aptitud; baterías de pruebas (exámenes múltiples), y fórmulas
de ingreso sin examen. Toma en cuenta, además, dos elementos de diferenciación:
control institucional versus control gubernamental, y objetividad versus
subjetividad.
Dentro del primer tipo (exámenes de salida del bachillerato), el estudio
encuentra cuatro variantes, cada una de las cuales es ejemplificada con uno o
varios casos nacionales. La principal corresponde a las pruebas nacionales de
certificación de conocimientos de bachillerato, sistema que se aplica, por
ejemplo, en Francia, Austria, Irlanda y Egipto. Los resultado de estos exámenes
(generalmente pruebas objetivas aunque también exámenes que incluyen la
presentación de ensayos), califica para el ingreso a las instituciones de los
respectivos sistemas de educación superior. En esta variante el Estado tiene el
control de la certificación de conocimientos y las IES aprovechan las
calificaciones obtenidas para seleccionar estudiantes.
Una segunda variante corresponde a la opción de complementar el examen de
salida del bachillerato con exámenes específicos que diseñan y aplican las
instituciones. El sistema de Tanzania es el ejemplo consignado en el estudio,
aunque no es infrecuente el caso de sistemas que utilizan esta combinación
(prueba nacional con examen institucional) para procesar la admisión. La tercera y cuarta variantes del primer tipo de admisión se refieren a la
combinación de examen nacional y exámenes de profundización por área de
conocimiento (Inglaterra) y a la combinación de exámenes regionales o estatales
con pruebas de aptitud aplicadas por instituciones (Australia).
El segundo tipo sistematizado por el estudio del Banco Mundial se refiere a
los casos en que se aplican exámenes de cobertura nacional enfocados a calificar
las posibilidades académicas para acceder al nivel superior. También se recogen
algunas variantes: sólo los resultados del examen nacional de ingreso (China,
Irán, República de Georgia); combinaciones entre examen nacional y pruebas de
aptitud (Turquía, España); casos en que el examen nacional se sustituye por el
promedio del bachillerato y se combinan con pruebas de ingreso aplicadas por
instituciones (Argentina y Paraguay), y otras combinaciones entre desempeño en
bachillerato y requisitos de ingreso fijados por las instituciones (Bulgaria y
Serbia).
El tercer tipo corresponde a los test estandarizados de aptitud académica.
Dos ejemplos son considerados en el estudio: el caso de Estados Unidos, en que
las pruebas SAT (actualmente denominada “SAT Reasoning Test”) y ACT (American
College Testing) predominan. En EU los resultados de estas pruebas se
complementan con algunos otros elementos (por ejemplo actividades extra
curriculares) para definir la admisión al ámbito universitario. El segundo
ejemplo es el de Suecia, en donde existe una prueba estandarizada (Swedish
Scholastic Aptitude Test, SweSAT), que determina las posibilidades de acceso
para, al menos, una tercera parte de la demanda escolar de cada institución. El
resto de los lugares disponibles se distribuyen según la trayectoria en el
bachillerato y por los resultados en exámenes que aplican las instituciones. En
este sentido, la admisión en Suecia se comprende en la categoría “multivía” y no
como una combinación de resultados.
El cuarto tipo abarca a los sistemas de examen múltiple. Por ejemplo, el caso
de Japón en que los aspirantes se enfrentan a un examen nacional que integra
siete pruebas de materia. Asimismo, en Rusia y en Francia tras las recientes
reformas académicas, el proceso de admisión integra resultados de pruebas
nacionales y pruebas institucionales por área e incluso por perfil
institucional. En la India los estudiantes deben resolver exámenes administrados
por distintas entidades (gobierno nacional, gobiernos provinciales,
instituciones académicas), es un proceso de selección complejo porque toma en
cuenta, con distinto énfasis, las necesidades del país y de las regiones, así
como las distintas misiones institucionales.
Un caso de ingreso sin examen también es reportado. El estudio consigna el
sistema de Noruega en el cual los egresados de bachillerato llenan una solicitud
señalando, en orden de preferencia, hasta diez programas universitarios. La
selección toma en cuenta los promedios obtenidos en la educación básica y
bachillerato de los aspirantes y aplica un modelo de asignación que conjuga
preferencias y desempeño demostrado. La próxima semana continuamos con el debate
de la admisión.